¿Por qué le tememos a la Cultura?

Editorial N. 1


¿Temerle a la Cultura? A quién se le ocurrió eso tan descabellado, ¿Cómo temer a un concepto? Se le tiene miedo a las arañas, a los perros, a los bichos, pero ¿a la Cultura?

Por muy bizarro que pueda sonar, lo cierto es que este fenómeno es de lo más común. Las personas en muchas de las ocasiones tienen una cierta aversión a la vida cultural, y eso se traduce en un rechazo –consiente e inconsciente-, de involucrarse o acercarse a cualquier o a determinadas expresiones de la Cultura.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, el miedo es referido a una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario, así como se asocia con un recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea. En este sentido, temerle a la cultura puede ser por la expectativa de un daño imaginario provocado por múltiples factores, en particular, los factores psicológicos y emocionales.

En esta categoría pueden entrar los prejuicios acerca de la diversidad cultural, carencia de hábitos culturales, o la percepción de que la mayoría o determinadas manifestaciones son inaccesibles o incompatibles con nuestros códigos de comportamiento o de apreciación.

“Me aburro”, “No le entiendo, eso es para gente que sabe”, “Yo no soy Dark”, “No tengo tiempo”, “Está muy lejos”, “Capoeira, ¿Qué es eso?”, son algunas de las expresiones que se escuchan en relación a un rechazo de intervenir en la vida cultural. Y aunque algunas veces son ciertas –como es el caso de los obstáculos económicos, de ubicación y de incompatibilidad de horarios-, muchas de las veces se debe al temor que las personas perciben cuando se trata de Cultura.

El temor a las actividades culturales puede atribuirse quizá por el miedo a lo desconocido, a lo que por falta de información o de conocimiento rechazamos y optamos por no involucrarnos ni saber más. Pero yo me atrevería a decir que también a lo que ya conocemos, pues aunque poseamos conocimiento acerca de las manifestaciones que constituyen la oferta cultural de nuestro entorno inmediato, resulta que preferimos no acercarnos, por cualquier motivo, y esto tiene mucho que ver con la carencia de hábitos culturales que son los que precisamente determinan e inducen nuestros gustos, preferencias, personalidad y predisposición a la cultura.

La cultura nos brinda a los hombres la capacidad de reflexionar sobre nosotros mismos y lo que somos, además de que influye en la visión que nos formamos de nuestro entorno y el papel que jugamos cada uno en él, de una manera más crítica y amplia. Así que perdamos el miedo, y animémonos a participar en ella.

La cultura es todo ese conjunto de expresiones, signos y símbolos que constituyen nuestros pueblos a través de sus letras, de sus danzas, de sus manifestaciones en una extensa gama de expresiones (cine, artes, lenguas, costumbres), es la que nos da una identidad y razón de ser, saber que somos parte de un algo, no sólo de un grupo social o pueblo.

Rompamos las cadenas y disfrutemos de la Cultura, de toda esa riqueza que encierra nuestra propia humanidad.

¿Y tú qué opinas?

Marisol Hernández Bustamante.