"Cultura como usina, como fábrica de símbolos de un pueblo. Cultura como un conjunto de signos de cada comunidad y de toda la nación. Cultura como el sentido de nuestros actos, la suma de nuestros gestos, el sentido de nuestro modo de vida." [GIL, Gilberto. Discurso de asunción como Ministro de Cultura de Brasil, 2003]

sábado, 17 de julio de 2010

Orgullo y prejuicio: La exquisitez literaria hecha cine


Cuando Jane Austen escribió su libro mas alabado, de seguro no figuró cuanto alcance tendría la historia sobre las hermanas Bennet, menos la magnificencia de las imágenes que traería la película dirigida por Joe Wright.

Durante el tiempo que he visto películas, y sobre todo, películas que son adaptaciones de imponente literatura suelen tener el doble de expectativas en ellas, y sobre todo, el doble de fracasos. La narración escrita y la cinematográfica tienen grandes diferencias, y es difícil expresar la una en la otra, debiendo pasar por un proceso de adaptación minuciosa que es donde ocurre el momento donde promete ser una joya, o un desastre.

Personalmente, he visto muy pocas películas que le hagan mérito al libro que los inspiró, y una de ellas es Pride & Prejudice.

Joe Wright no es exactamente el director más reconocido en Hollywood, pero con esta obra se abrió paso, para hacer obras tan exquisitas como luego fue Atonement, también adaptación. Quizá su mayor virtud. Pero iniciando aquí, con la historia de Austen, él logró captar la esencia, el detalle en cada elemento que compone los textos costumbristas británicos.

El canto de la empleada de los Bennet, en un inicial plano secuencia que nos abre las puertas de ese hogar, notando cómo cada miembro de la familia cumple su rol particular. Los personajes en su perfecta sintonía, tanto que incluso le valió la nominación un premio de la academia a Keira Knightly por su protagónico, siendo Elizabeth Bennet. Y no apartando nada de lo que compone el relato.

Muchas veces una película se recuerda por la hermosura de su fotografía, cómo se cuida cada imagen en ella, y otras porque su narración impecable. Pero aquí, ambos elementos entran en sintonía, apoyándose mutuamente, casi en un poema visual, y también auditivo. Porque vemos cada escena acompañada de la música precisa creada por Dario Marianelli, conjugando emociones en un todo, que llega a ojos, oídos, y cada sentido del espectador.

Es difícil a estas alturas poner en pantalla una historia de romance, donde sus protagonistas apenas se toquen y no se besen, es decir, muchas de las historias ahora se basan en el contacto físico para hacerse más válida en sentimientos y sensaciones. Pero aquí, cada segundo de la película es sentida, cada momento es expresado en su máxima potencia. La risa, la tensión, los sentimientos de cada personaje.

Quizá en mi apreciación personal, esta película está demasiado valorada, pero creo que como recomendación, hay que dejar que el espectáculo visual atrape, para que la película encante, tal como está capacitada para hacerlo.

Rocío Sandoval Vinés.

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