Y es que si nos transportamos hacia la época del oscurantismo de la Edad Media en que el saber estaba reservado y depositado en la Santa Iglesia Romana y Apostólica, entonces estaríamos de acuerdo en ser juzgados por la Santa Inquisición por decirles: ¡Lean! Seguro iríamos a parar a la hoguera.
Pero no estamos en la Edad Media, ni en esa época en que el saber era exclusivo de reyes y cortesanos. No. Estamos en una era Moderna, o Pos-moderna, o Pos-pos-moderna dirán algunos más. Nos encontramos en los inicios del siglo XXI, era de la digitalización, desarrollo industrial y tecnológico, era de los derechos civiles, de libertad de creencia, de las redes infinitas de información.
Por ello, no nos suena raro ni extraño hacer una recomendación casual: ¡Lean! ¡Leer no te llevará al Infierno!
Leer es percibir y comprender la escritura, pero no se queda en ello. No. Leer puede transportarte a lugares conocidos, que jamás conociste y que tal vez nunca conozcas pero te lleva. Leer te sumerge en los más grandes dilemas y problemas de la psique, problemas humanos, problemas de los otros o los propios en otros ojos.
Al leer te conviertes en uno con el texto, verdad o mentira, tú lo sientes, lo percibes, lo vives. Leer es una de las actividades más maravillosas que existen en el disfrute y conocimiento humano. Leer te nutre espiritualmente, estimula tu imaginación, ayuda a tu mente, incluso te da temas de conversación.
Leer te abre nuevos mundos, conocidos y desconocidos. Leer te convierte en parte de una historia, te hace tele-transportarte mágicamente a esos lugares que alguien te cuenta, a verlos, a ser parte de ellos. Y es un gran desperdicio que por ignorancia, pereza o desidia, dejemos de conocer esos mundos hechos para nosotros, y en donde millones de posibilidades se muestran a nuestros ojos.
Sin importar el género, la corriente literaria, el autor, o el estilo de lectura, lo importante es leer, empaparse de esas palabras hiladas de un sentido distinto, en una invitación por entrar en ellas. Por eso, hoy, les invitamos a que se tomen unas vacaciones en alguno de esos lugares: ¿Qué tal el París pre-revolucionario en Los Miserables?, ¿A la fantástica Tierra Media del Señor de los Anillos?, ¿Qué tal el mundo futurista y perfecto del Mundo Feliz? ¿O las tierras caribeñas de alguna novela de García Márquez? ¿Dinamarca, Londres, Argentina?
Hay para escoger, en literatura hay enorme y gran variedad en temas, épocas, autores, corrientes literarias, géneros. Lo único que falta es que nosotros vayamos y los tomemos.
¡Leamos! ¡Leer no nos llevará al Infierno!
Marisol Hernández Bustamante.
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