Es muy recurrente que cuando te sientes triste, feliz, decepcionado, emocionado; o en uno de esos momentos en que tus sentimientos se desbordan, cantas o te refugias en la música, ya sea como celebración o como consuelo.
La música tiene este poder porque es creada precisamente por sentimientos plasmados y traducidos en notas, ritmos, melodías, letras, sonidos. La música es puro sentimiento. Las emociones que los autores, creadores y compositores experimentan en un momento dado, las plasman en una melodía, transmitiéndonos, haciendo que las sintamos por una bocina.
Aun sea una pieza sin letra, aun sin saberlo en un código entendible, los sonidos entran por nuestros poros, desencadenando emociones y reacciones en nuestro ser, ya sea el movimiento de algún miembro deseando bailar, o causando lágrimas de alegría, de emoción o tristeza, provocándonos una sonrisa enorme, o ahogándonos con una especie de desesperación o frustración. Todo ello puede causarnos la música. Con letra o sin letra, la entendamos o no, entra en nuestro ser y nos provoca algo.
Sonrisas:
Tristeza:
Reflexión:
Alegría:
Angustia y Paz:
La música es vida, es lenguaje, es expresión, es sentimiento. Es la guarida constante de nuestras emociones, el caudal donde se escurre y sale a la luz, la fuerza revitalizadora para renovarse, para sentir más allá de las palabras.
La música es puro sentimiento.
¡Nos vemos en el próximo!
Marisol Hernández Bustamante.
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